He visto muchos, muchísimos payasos de sonrisa triste en mi vida, pero jamás había conocido a un clown que tuviera durante todo el espectáculo la cara de infinita amargura que lucía Pacholo.

A Pacholo los niños le arrojaban tartas, a Pacholo los no tan niños lo empapaban con pintura, a Pacholo otros payasos de voz engolada le ponían la zancadilla, a Pacholo después de la actuación le ordenaban limpiar los excrementos que dejaban los perros futbolistas; todo el mundo se reía de Pacholo hasta que un día salto del escenario y cogió por el cuello a un crío que le iba a tirar una lata de Kas Naranja y el público dejó de reirse.

Ahora Pacholo sólo actúa para sus compañeros de la cárcel. Allí lo tratan con respeto.

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Leer el anterior microrrelato: El opositor 212

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3 Comments to “Nadie respeta a Pacholo”

  1. [...] ——- Leer el anterior microrrelato: Nadie respeta a Pacholo [...]

  2. Absolutamente enternecedor. Profundo.
    Saludos

  3. barbara dice:

    buenísimo… el tema de los payasos, sus sonrisas, su función social de alegría eterna es un tema que he leído en muchos textos, pero el de un payaso harto de que no lo respeten me encantó. Sobretodo en contar una historia en tan pocas líneas. Saludos!