Me encanta el título del nuevo libro de  Suso de Toro ya que refleja la necesidad de avanzar, aunque sea a trompicones, de no estarse quieto en un mundo cambiante, sino de tomar la iniciativa. El autor gallego es el único escritor de cierto renombre que conozco, junto a Vázquez-Figueroa, que no sólo se atreve a dar el salto a la edición digital sin red, sino que incluso le da una oportunidad a un recurso que usamos los que prácticamente sólo tenemos esa opción: ofrecer la descarga gratuita.

Tenéis toda la información sobre Andar Tropezando en la web de la Editorial Libro de Notas. El libro se puede descargar de forma gratuita (se sugiere donación de un euro) en la librería de la editorial o comprarse en papel en Bubok.

Precisamente gracias a la fantástica gente de Libro de Notas he tenido la oportunidad de hacer una pequeña entrevista a  Suso de Toro por el sencillo método de remitirle al autor por mail un cuestionario que ha tenido a bien responder. He centrado todas las preguntas en el tema que últimamente más me interesa: los lectores electrónicos y los libros digitales. Os recomiendo seguir el diálogo hasta el final.

¿Por qué te has decidido a publicar un libro en formato electrónico (aunque también se venda en papel)?

–Mi vida de escritor es un poco rara. Los escritores somos personas gruñonas y conservadoras, nos gusta el pasado y detestamos que todo cambie, que transcurra el tiempo. Yo también soy así, lo que ocurre es que por circunstancias me veo obligado a buscar siempre formas nuevas de estar.

Por ejemplo, en el año 1999 por orden de Fraga me echaron como colaborador de un periódico y censuraron en adelante mi nombre y cualquier libro mío,teniendo en cuenta que entonces ya estaba censurado mi nombre en otros me vi en una situación extraña, en mi ciudad, Santiago, y casi en Galicia, dejaba de existir como escritor, desaparecía. Así que se me ocurrió lo de abrir una página web y decir allí lo que quería, era un modo de no dejarme liquidar, aunque fuese simbólico. Luego me dijo mi amigo David de Ugarte que había sido el primer escritor del mundo en abrir una especie de blog. Pues bueno, yo entonces no tenía ni idea de lo que era un blog, simplemente trasladé a la red un concepto anterior, una especie de botella al mar que puede ser leía por cualquiera. Ni se me ocurrió, ni soportaría, la idea de recibir contestaciones. Eso me crea agobio.

Y la decisión de entrar en el libro digital también es producto de las dificultades. El libro lo tenía comprometido una editorial, pero rompió el acuerdo, luego mi agente se lo ofreció a otra editorial y dijo que le gustaba mucho pero que era muy gordo y que había crisis así que cuando Marcos Taracido de Librodenotas me ofreció probar acepté verdaderamente contento: no hizo falta que me animase, me apetecía. No puede uno dejarse destruir como autor, el autor necesita poder llegar a sus lectores y, por otra parte, en la comunicación artística debe haber siempre una parte de juego, de alegría. No me sé estar quieto. Aunque, digamos que soy moderno a la fuerza.

¿Y por qué has optado por ofrecer la descarga digital de forma gratuita con donación optativa? ¿Simplemente porque es la forma de trabajar de Libro de Notas? ¿Hubieras preferido que el e-book se vendiera de forma más convencional?

-Fue parte de la propuesta de Librodenotas y a mí me pareció bien. Si reflexiono sobre por qué me pareció bien probablemente me encuentre con dos cosas. Por un lado, creo que la cultura en general y la literatura en concreto es algo tan valioso que debe de poder llegar a todas las personas, creo que tienen derecho. Pero por otro lado también creo que debe de haber algo de mala conciencia, me parece que en España muchos seguimos dentro de la ideología de los hidalgos católicos, eso de que está feo trabajar y feo vender tu trabajo. Existe el prejuicio de que el artista es alguien que no debe de tener intereses materiales, que no debe de cobrar. Y en el fondo nos da vergüenza. Es una tontería cruel con nosotros mismos, el caso es que no nos resulta estético. Por otro lado, entre los internautas españoles, que se consideran muy modernos, creo que subsiste esa idea de que los escritores no debemos cobrar. Que debemos vivir de otra cosa y escribir en vacaciones y domingos sin interés.

En cuanto a lo del e-book, me encanta. Realmente la idea de vender el libro por Internet me atrae, y aunque me preocupa y valoro el papel de los libreros y de los críticos también me resulta en si mismo poético que una persona vaya directamente al libro sin mediadores. Estás tú sólo frente a la pantalla, tienes curiosidad por un libro y vas al icono y pinchas…, y ahí está. Ahí están esas palabras delante de ti, casi parece magia.
¿Crees que el hecho de ofrecer la descarga gratuita puede perjudicar a las ventas en papel o por el contrario favorecer la difusión del libro?

-No tengo ni idea, es un experimento. A ver que pasa. Y creo que nadie sabe lo que va a ocurrir en los próximos meses, ya no digo años, en esa relación entre pantalla y papel.

Independientemente de que te interese Dan Brown y sus historietas del OPUS y templarios, ¿cómo valoras que en Amazon estén vendiendo mejor la versión digital que la de papel de su último libro?

-Amazon ya es en si mismo el mundo digital. Lo natural es que quien llega a un portal web que vende a distancia pues que ya esté metido dentro del campo digital y haga sus compras por internet y compre los soportes digitales, etc. Pero junto a Amazon hoy coexiste el otro espacio anterior, las librerías y el libro de papel.

En tu blog dices por un lado, que el libro electrónico podría suponer incluso la transformación del libro de libro-cosa (papel y cartón) en texto puro (estoy de acuerdo) pero también llegas a aventurar que el e-book podría llevarse por delante no sólo a editoriales librería, sino que incluso podría dejar de haber escritores que vivan de serlo.

-Sí, de hecho veo que en España por varias razones está en crisis la figura de escritor en la que me he visto hasta ahora, el escritor de literatura de autor y que puede vivir de su obra. Y en ello va a influir, está influyendo ya, la posible inminencia del libro digital (no me parece correcto llamarle “libro electrónico”) que está actuando como una amenaza para los editores. Están muertos de miedo y no les falta razón.

¿Esto es bueno o es malo? Es decir, ya hay muchos escritores que no vivimos de serlo, simplemente nos igualaría. O tal vez del mismo modo que los cantantes no sólo venden un disco sino que dan conciertos, los escritores tendrían (tendríamos) que sumar nuevas tareas al hecho de escribir. ¿Cómo lo ves?

-Bueno, yo me teoricé hace años el ser escritor profesional, me confesé y me expliqué a mí mismo por qué quería serlo. Creo que en conjunto el balance fue para mí un acierto, pude escribir una serie de libros diversos que siguen un cierto plan, puedo decir que hasta ahora puedo llamar al conjunto de mis libros esa cosa tan pedante de “mi obra”. Hice los libros que quise en cada momento, un verdadero lujo.

Si hubiese tenido que escribir en horas libres no habría podido. Pero eso no quiere decir que no haya escritores que han construido una obra excepcional escribiendo en tiempo libre, pero cada uno tiene sus circunstancias y debe luchar dentro de ellas.

Yo creo que el e-book puede suponer una segunda oportunidad más sostenida en el tiempo para obras que ya están descatalogas y “muertas”, ¿qué ventajas ves tú al libro electrónico frente al soporte papel?

-Para mí esa ventaja que señalas es esencial. Cuando llevas libros publicados y pasan los años ves como tus libros se van descatalogando año tras año. Un libro ahora dura en la tienda unas semanas, el almacén unos meses y luego pasa a la trituradora. Literalmente. El no-espacio que es la Red debiera permitir almacenar libros y libros en su limbo digital.

¿Qué sensaciones percibes desde las editoriales grandes ante los cambios que se avecinan? ¿Miedo, indiferencia,..? ¿Crees que están preparadas para afrontar un cambio en las preferencias de los lectores por el formato electrónico en detrimento del papel?

-Tienen un miedo enorme, de hecho el sector editorial, sobre todo el literario, está semiparalizado. Creo que es una situación de transición que va a durar menos de un año, para entonces estará clara la perspectiva editorial, hacia donde va la demanda del público. Por ahora las editoriales están encogidas y aguantando la respiración, quien moverá pieza a continuación serán los fabricantes y vendedores de máquinitas de leer. Va a ser como cuando se dio en los 80 la lucha entre Video2000, Beta y Vhs o entre Apple y Windows…Existe la intención de crear un mercado nacional español con un sistema propio, pero lo lógico sería utilizar el mismo sistema que hoy tiene ya Amazon. Usar un sistema común.

¿Y tú que sensaciones tienes? ¿Te da miedo que pudiera haber un cambio radical en las relaciones autor-editor o lo ves con optimismo?

-Sinceramente, ya no sé que pensar. Siempre valoré la figura del editor, creo que es como el productor en el cine, alguien que hace un trabajo creativo ofreciendo al público una propuesta estética creada con libros y autores. Igual que valoro y creo que necesitamos más que nunca la figura del crítico. Pero desde hace años las editoriales han cambiado muchísimo como empresas y la figura del editor lo ha pagado. Vemos haciendo edición literaria a personas que simplemente no les interesa mayormente, podrían hacer otra cosa y tan contentos, y cuando sí existe ese amor por la profesión se ven apretadísimos para rendir beneficios a la empresa. Es una coyuntura difícil para la literatura.

Y por último, vuelvo otra vez a tu blog: ¿te ha parecido muy largo el salto que has dado?

-A partir de los 50 años, yo tengo 53, ves la propia vida como un espectáculo, como desde fuera. Y por un lado me parece muy aburrida pero algunas veces me pasmo de lo que me he movido. Como decía mi padre al final de su vida al constatar que había dejado seis hijos, “No me estuve quieto”.

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